El Ministerio de Educación procura iniciar el ciclo lectivo el 15 de marzo con «algún grado de presencialidad» en toda la provincia. Cursos divididos en grupos, asistencia a la escuela semana por medio, recreo extendido, jornada escolar más reducida y protocolos.
Bajo los parámetros generales que establezca el Consejo Federal de Educación pero con las particularidades inherentes a un plan provincial propio, Santa Fe define los criterios con los que arrancará el próximo ciclo lectivo. El organismo nacional que agrupa a los ministros de todo el país tuvo su primera reunión del año el viernes y volverá a deliberar en los próximos días para dejar formalmente aprobados los lineamientos sobre los que se sustentará el inicio de clases. «El objetivo central en 2021 es recuperar algún formato de presencialidad en todas las escuelas», dijo a El Litoral la ministra de Educación Adriana Cantero. De eso se habló en la reunión del Consejo Federal de la que participó su par nacional Nicolás Trotta. También, de incluir en el plan de vacunación a los docentes como personal esencial; y en tercera instancia, de cómo se instrumentará en todo el país una semana de capacitación para los maestros, previo al inicio de clases.
Pero Cantero advirtió que al margen de esas disposiciones macro que se adopten a nivel nacional, Santa Fe avanza con una serie de definiciones que ya permiten perfilar cómo será el retorno a las aulas en los próximos días. Ratificó que las fechas previstas son 17 de febrero para los grupos prioritarios – alumnos de séptimo grado en el caso de las primarias, quinto año en las secundarias y sexto en las técnicas -; y 15 de marzo para el resto de los cursados.
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En la práctica
En términos prácticos y sobre la base de la experiencia que dejó el retorno a las aulas en 150 escuelas rurales de la provincia a fines del año pasado, Cantero adelantó que se trabajará con grupos y en un esquema de semipresencialidad. Esto implica que, por ejemplo, un cursado de treinta alumnos se dividirá en dos de quince. Y cada uno alternará una semana de trabajo en la escuela y otra, de tareas en el hogar. «Los cursados se van a dividir en dos o en tres, en función del análisis del espacio físico disponible y la cantidad de alumnos para poder garantizar el distanciamiento. Un grupo irá una semana a la escuela y la siguiente seguirá con trabajo desde su casa, que se articulará con material impreso al que todos podrán acceder. El otro grupo alternará de la misma manera», planteó.
La ministra destacó que se intentará respetar la organización familiar para la división y disposición de los turnos. «Sabemos que la escuela opera como organizador de la rutina de cada familia. Por eso, la premisa será que los hermanitos coincidan en la misma semana que deban ir de manera presencial al colegio», enfatizó.
La jornada escolar será algo más reducida que la habitual; un esquema de tres horas diarias que incluirá ingreso y salida del alumnado quince minutos antes del horario estipulado tradicionalmente. Al llegar al establecimiento, niños y niñas deberán usar barbijo; se les tomará la temperatura y se deberán lavar las manos. «Preferimos eso al uso de alcohol, que puede terminar siendo nocivo para la piel de los pequeños», dijo Cantero. Habría un solo recreo – extenso, de unos treinta minutos- para permitir la ventilación y desinfección de las aulas. Respecto de la recreación en esa instancia, se apelará a los docentes de áreas especiales a fin de evitar situaciones no recomendadas desde el punto de vista sanitario. «De todos modos – acotó-, pensemos que será la mitad de la matrícula de cada establecimiento, que se desplazará en el mismo espacio físico que habitualmente era utilizado por todo el alumnado».
La ministra ratificó que la fecha prevista del 17 de febrero para los grupos prioritarios: alumnos de séptimo grado en el caso de las primarias, quinto año en las secundarias y sexto en las técnicas. El 15 de marzo para el resto de los cursados.Foto: Flavio Raina
Las vacunas
«Será una jornada diferente – resumió la ministra -. Pero nuestra experiencia de retorno a la presencialidad en las escuelas rurales fue muy positiva. Es un formato posible, cuidado y sencillo. Demostramos que con flexibilidad, porque las escuelas se cierran y se abren según la curva de contagios; y con esos protocolos que implican distanciamiento, control sintomatológico, barbijo, sanitización y ventilación, es posible trabajar». Aun así, aclaró que no se tomará ninguna decisión en términos de retorno a las aulas, sin la supervisión y aval de las autoridades sanitarias. «Trabajaremos con el cuidado de la vida y de la salud de todos», aseguró. Y en función del «éxito» que tuvo la experiencia en la ruralidad, Cantero dijo que la llegada de la vacuna «no cambia» los planes en materia educativa en Santa Fe. «Esto no es un tema que estalló en enero; desde el año pasado pensamos en retornar a las aulas bajo estos protocolos, incluso, cuando no se tenía la vacuna en el escenario. Por eso, el plan de Santa Fe es preparado desde el año pasado; sólo le estamos dando continuidad. La vacuna irrumpe ahora y eso es un dato alentador, pero el reinicio de las clases no está ceñido a que todos los maestros puedan estar vacunados», manifestó.
Según planteó, se espera que a mediados de febrero lleguen las dosis necesarias para poder comenzar a inocular a los maestros y asistentes escolares – 85 mil en total-, que lo harán de manera voluntaria. «Tenemos que garantizar la logística, porque es un proceso que no se puede dar en un solo día. Vamos a tratar de anticipar la vacunación, pero si no hay vacunas (porque no llegan las dosis suficientes o porque no todos pudieron ser inoculados), ello no será argumento para no iniciar el ciclo lectivo. Esto lo venimos planificando desde el año pasado. La intención es que el 15 de marzo todas las escuelas de la provincia arranquen con algún grado de presencialidad», concluyó.
Estado de las escuelas
«Las escuelas están como las recibimos porque el año pasado no las usamos». Con esa crítica sutil a la gestión del socialismo, Cantero respondió a los cuestionamientos que vienen formulando los gremios sobre las falencias en materia de infraestructura escolar. «El año pasado – acotó-, hicimos un relevamiento de todos los edificios y detectamos las deficiencias. Ni bien se habilitó la actividad de la construcción, empezamos a asistir a las escuelas para que pudieran prepararse; direccionamos los fondos a esas tareas de reparación e instalación de agua segura, gas, electricidad y ventilación. Toda la inversión se destinó a esas tareas. Avanzamos mucho; podrá faltar algo, probablemente, porque son más de 3500 edificios. Pero todas las escuelas tienen lavamanos, limpieza de tanque asegurada…. Y seguimos trabajando».
Fuente: Rafaela Noticias